Según
la llamada “Comunidad del Pensamiento Positivo”, deberíamos frecuentar a la gente que nos quiere, las personas positivas,
aquellos que nos animan, dejando de lado a los que nos transmiten
energía negativa, los 'inservibles', las 'personas tóxicas'. Se
trata de rodearnos solamente de la gente que nos aprecia, nos sonríe,
nos da una palmadita en la espalda...
Pero
la idea tiene reciprocidad, no hay duda. Corresponde preguntarnos
cómo tratamos a esos familiares aguafiestas, a los amigos deprimidos
que nunca podrán alegrarnos, a las personas frágiles.
"Hay
que reconocer –escribe Toutonji– que puede ser difícil aceptar a
aquellos que harán nuestra vida más dura, pero al final lo que nos
define es cómo acogemos al débil y a aquellos que no tienen a nadie
más que les quiera".
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