La
actual crisis exterior refleja una crisis interior individual, de cada uno de
nosotros, y del colectivo. Estamos en un gran cambio
de ciclo, siendo la situación económica solo un reflejo.
Al creer
que debemos ser lo que nos inculcó la sociedad, lo que se espera de nosotros, pasamos mucho tiempo tratando de impresionar a otros o
buscando la aprobación del grupo dónde vivimos. Si no actuamos según los cánones, aunque sean incorrectos, no cumplimos con las expectativas de nuestra familia y nuestra sociedad.
Esta falta de autenticidad es uno de los mayores problemas existenciales
del ser humano. Vivir de forma mas auténtica requiere integridad: si cultiváramos esa cualidad no dependeríamos de la aprobación social y no seriamos manipulables.
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