La vida en si misma no es fácil para nadie. Pero cuando buena parte de nuestro devenir se escapa a la propia decisión, cuando nos vemos aislados sin solución en el horizonte, algo debemos resolver en mayor profundidad para mitigar el daño.
Por lo tanto, los osos polares decidieron cambiar. Tiempo
atrás se exclamaban de su delicada situación, pero los demás no
quisieron entender, simplemente resolvieron etiquetarlos como
“unos osos estrictos, preocupados, gruñones, a quienes nadie debiera escuchar”. Así les
aislaron, desentendiéndose de la realidad.
Ante
tal situación insostenible, un día, pongamos el 11s12, decidieron
ejercer su derecho a decidir. Cambiar ellos mismos es la mejor manera
de propiciar que la realidad cambie, así pensaron. Y propiciaron su empoderamiento.
Y
colorín colorado...
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